Este año, 2023, veo con asombro, estupor e incredulidad, cómo se cumplen cincuenta años desde aquel frío día de otoño en que atravesé por primera vez el umbral de Producciones García Ferré, sintiendo, acaso oscuramente, que terminaba una etapa en mi vida y empezaba otra, definitiva.
Hasta entonces, había vivido llenando toneladas de papel con dibujos, había hecho una pila de historietas tan
amateurs que estaban dibujadas de los dos lados de la hoja y cosidas con hilo y aguja, tapa incluída; había vivido la odisea de dejar mi pueblo,
Villa Ramallo, para arrojarme a las entrañas desconocidas y amenazantes de la gran ciudad.
Buenos Aires, a la que me imaginaba con los fondos de las historietas de
Patoruzú: claros, limpitos...; había vendido
Curitas por las calles, había cargado heladeras y lavarropas en una empresa de artículos para el hogar mientras estudiaba por las noches en el
IDA, junto a tres grandes Maestros:
Pablo Pereyra, Ángel Borisoff y Narciso Bayón.
IDA, circa 1977: ...(algunos nombres no recuerdo)... Massaroli, (sin barba) Teresa (chilena), Carlitos, Alberto Seco, José Colamussi...; abajo: Vicky, Víctor Toppi, Pablo Pereyra, Alicia Natale, Lidia Akamine y Juan Romero (Juaro)
El azar quiso que mi tío Pancho, encargado de una estancia en los campos de Ramallo, conociera a García Ferré, que andaba recorriendo estancias con el fin de comprar una, y se le ocurriera recomendarle a aquel sobrino "medio loco que anda haciendo dibujitos en la Capital". Don Manuel, siempre atento a nuevos artistas, le indicó que fuera a verlo y ahí estaba yo, el 6 de junio de 1973, en una sala donde campeaban en las paredes los storyboards de la película Trapito, dibujados por Néstor Córdoba, habiendo mostrando mis dibujos ante los ojos expertos de don Manuel y uno de sus lugartenientes, Rafael Bossio, y tras un breve interrogatorio, aceptado para integrar los equipos que dibujaban las historietas de la empresa, pasando de nuevo por la pequeña recepción donde una simpática Elisa Esquivel, la recepcionista, me daba la bienvenida muy sonriente. Afuera quedaba el frío de la calle; se estaba bien allí. Se abrió una puerta y aparecieron mis compañeros de equipo: Raúl Barbero, aún mi gran amigo, Roberto Bat, y el jefe, Bossio. ¡En ese momento comprendí que ya integraba el equipo de la revista quincenal Aventuras de Hijitus!
Con García Ferré en 2010, cuando pude testimoniarle todo mi agradecimiento por haber confiado en aquel muchacho principiante y haberle dado la posibilidad de ingresar al mundo del dibujo y aprender, aprender, aprender...
Una vez conducido a una oficina grande, abarrotada de mesas llenas de páginaa a medio dibujar, ese mismo día fui conociendo a mis nuevos compañeros: Leandro Sesarego, un maestro de la ilustración, "Cuerito" Rodríguez Uzal, ágil, veloz y eficiente dibujante de historietas tanto serias como humorísticas, Gladys Esquivel, siempre cálida y cordial, Turconi ,el corrector, con el eterno diccionario de la RAE bajo el brazo, Antir, el letrista... Luego llegarían Hugo Casaglia, Goyo Mazzeo, Néstor Córdoba, Néstor D'Alessandro, Palmioli, Patricia Breccia y los que fueron y siguen siendo grandes amigos: Natalio Zirulnik, Santiago Scalabroni, Alberto Grisolía, Carlos Corrales y tantos otros... De pronto, ¡me vi instalado en el corazón mismo del mundo del dibujo!
Tapa de la primera revista en la que colaboré, dibujando fondos, borrando y retocando. Estaba a medio hacer cuando me senté frente a un tablero y tuve entre mis manos la primera de aquellas páginas... y ¡nada puede superar la emoción que sentí en aquel momento!
¿Un sueño cumplido? ¡Sí!... Pero al día siguiente hubo que despertar y comprobar que el esfuerzo tenía que ser diario, el estudio constante y la atención inclaudicable si quería seguir allí y "hacer carrera". No era fácil. Hice lo que pude... y tan mal no me fue, porque aquí estoy, cincuenta años después, sin haber dejado jamás de dibujar historietas humorísticas, serias, de todas clases, buenas, malas, cobradas o sin cobrar, no importa tanto como el hecho de que desde aquel día, he vivido en el mundo que elegí: el de la magia, el dibujo, la historieta, la aventura. ¡Cómo no darle las gracias, don Manuel! ¿Cómo no agradecer a todos los que me ayudaron (y ayudan ) a lo largo de este difícil pero único y maravilloso camino de la historieta?...
¡MUCHAS GRACIAS, MAESTROS y COMPAÑEROS DIBUJANTES; GUIONISTAS; HISTORIETISTAS!