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Se dice de mí...

(Prólogo del libro "Orquídeo Maidana (un guapo del 2000)", publicado en 1997 por Ediciones R.D. EDILIB

Fue en el otoño de 1982. Dos grupos, uno de incapaces y otro de inconscientes, se unieron con la peregrina idea de reflotar por cuarta vez la revista más famosa del país: 
el Caras y Caretas.


Como todas las empresas imposibles, atrajo sobre sí 1os dos fenómenos inevitables: por un lado, la avalancha de inconvenientes, entre 1os cuales no fue precisamente el menor la guerra de Malvinas; y por otro, una exagerada dosis de romanticismo. Fue bueno el grupo de colaboradores. En realidad, fue muy bueno; y con esto se debe entender: muy loco. Y, como siempre, del caos suelen salir cosas interesantes...

Fue en esos momentos que nos fue presentado Orquídeo Maidana. Con sus pantalones chupados, su lengue volador, su cuchiyo siempre listo para el entrevero y su inteligencia siempre lista para la huida.
Siempre encontraba una calleja mistonga y un farol civilizado. Más complicado le fue desenvolver su personalidad; la política estaba de moda y no lo dejó escapar. Con mucha cancha transitó por ese mundo sórdido, huérfano de imaginación; su astucia canyengue lo salvó.

Así logró mostrar su auténtico y surreal ser. En medio de acaeceres ajenos, él pudo prestar a 1os desdibujados años del Fin de Siglo algo de la fuerza creadora y vital de sus comienzos. Sólo él pudo aunar a personajes fundamentales de esa venida a menos ciudad: Gardel antes de ser Gardel, Borges y una banda Punk; Sólo él podía hacerlo, él que era el alma, el fantasma primero de la ciudad grande.

Su compañero de andanzas, el Poeta. ¿Quién otro? Para ser el digno actor de una fantasía, el más perfecto personaje de la ciudad real, delineado con todo el cariño, el respeto y hasta la pureza psicológica del autor. Sin duda que el Poeta hubiera gozado al verse;  además, ¿no era él uno de 1os pocos que podían pasear su derecho por la ciudad orillera? Por otra parte, ¿qué persona no ha deseado ser, aunque no lo reconozca, un verdadero personaje de historieta? En una de las verdaderas, claro, de aquellas de los comienzos. ¿Qué mejor que el Poeta, que ya era el perfecto personaje de la vida?

y ahora al libro...

Amigo Orquídeo, Siga con nosotros; porque usted nos trae, junto con el disparate bienhechor, la luna tierna de 1os suburbios, el aroma entrador de algún jardín, el encanto misterioso de las callejas, enredado todo en el balanceo geométrico y vital de una milonga.

Con la esperanza de que este libro sea el prólogo de nuevas aventuras.
Sea.
Dr. Bambú  (Oscar Bevilacqua)


LA MILONGA DE ORQUÍDEO MAIDANA de José Massaroli, por Germán Cáceres

(La Duendes, Comodoro Rivadavia, 2012, 100 páginas)
Orquídeo Maidana posee una personalidad rígida, una suerte de estereotipo iterativo que, sin embargo, siempre encuentra una nueva manera de actuar ante las diferentes circunstancias que le plantean los episodios. Según el Dr. Bambú (Oscar Bevilacqua): “Con sus pantalones chupados, su lengue volador, su cuchiyo siempre listo para el entrevero y su inteligencia siempre lista para la huida”. 
Presentación del libro en la Biblioteca Nacional. Rep, Massaroli, Meiji y Maicas.
La historieta apareció entre 1982 y 1983 en la revista Caras y Caretas, y tanto el guión como el dibujo instauraron un clima poético. Abundan los textos en los globos y, sin embargo, ni lentifican el ritmo ni impiden que el grafismo de Massaroli sea ágil y fresco, y en el cual la mayoría de las viñetas carecen de marcos. Como comenta Miguel Rep en el prólogo: “en los márgenes de su estilo madre, el realismo, apelando al semi funny y la caricatura, el chiste, el remate con panorámica de cierre de película”. El humor está cargado de alegría y de vitalidad, y los diálogos son impecables, con ocurrentes réplicas por parte del antihéroe.
El dibujante realiza una distorsión del espacio barrial (edificios, faroles) lo que le otorga un toque fantasmagórico a la saga e imágenes bellas, con oportunos negros plenos y sombreado con rayas, a lo que añade un gusto por los pequeños ornamentos gráficos y los personajes silueteados.
Lograda la versión paródica de Jorge Luis Borges, cuya Milonga para Jacinto Chiclana, con música de Astor Piazzolla, inspiró este simpatiquísimo Orquídeo Maidana. En todo momento Massaroli exhibe su gran admiración por el autor de “El Aleph”, a la vez que se introduce en la trama, y no deja de advertir al lector que se está frente a una historieta, o sea una obra de ficción, y juega con esta circunstancia haciendo que los personajes dialoguen con él, muy en la línea que proponía el eminente escritor Miguel de Unamuno en Niebla.
“Orquídeo Maidana  ... y los alephnautas” son tiras publicadas en el diario La Voz en el año 1985. Según la opinión del artista, en esta parte se “llega a la aventura como a mí me gusta: acción continuada, variada y con un humor ajustado a la acción, brotando naturalmente de los sucesos que iban ocurriendo”. Se observa más síntesis en sus dibujos, que en forma constante buscan ángulos y ornatos, y pasan con fluidez del primer plano o medio al plano general lejano.
En el período de Caras y Caretas se encuentran varios homenajes al tango, pero en la etapa de La Voz aparece el mismo Carlos Gardel. La escena que reúne a éste, a Orquídeo Maidana, a Jorge Luis Borges, a Doña Berta y a una tribu punk es realmente desternillante, de un clima casi lunático.
Estas tiras diarias –con el primer cuadrito que aclara algo de lo que sucedió y el último que genera suspenso-, al ser reunidas en un libro hacen adquirir a la narración un ritmo vertiginoso. Además, Massaroli despliega un inteligente desarrollo de desplazamientos temporales.  
La estilización de los cuerpos de los personajes constituye un hallazgo visual: sus movimientos son perfectos y lucen soltura y espontaneidad. Las figuras femeninas, a pesar del trazo “semi funny” a que alude Rep, desbordan sensualidad.
“Los alephnautas” fue abandonada en 1985 por la clausura del diario La Voz, pero continuada a partir de 2010 con las tiras y los guiones que ya en parte el historietista tenía elaborados y que fueron subidas al blog de La Duendes.
Como sostiene Ariel Avilez en el epílogo: “Don José (...) se atrincheró en el bar de la esquina del farol con Maidana, a esperarnos a nosotros, sus lectores, que comenzamos a llegar de a poco, curtidos pero felices, listos para bromear con él acerca de milonguitas, libros y cosas que nunca estarán de moda pero siempre estarán vigentes”.
Se sabe que es casi una hazaña crear un sólido personaje de historieta, pero es indudable que José Massaroli lo logró holgadamente con Orquídeo Maidana.
Germán Cáceres