Todo eso lo pudimos comprobar quienes acudimos a Don Goyo, el Resto-Bar donde tuvo lugar el espectáculo. Un lugar mágico para una noche también magica, única.
Al son de las voces tangueras convocadas porAna, con ela compañamiento infalible del maestro Hugo Magnelli, Orquídeo, desde las paredes, parecía cobrar vida y animarse a dar unos pasos, cortes y quebradas, sobre el escenario. ¿Ilusiones provocadas por la emoción? Quizá, pero... ¡nunca se sabe! Lo cierto es que todos los que asistimos lo pasamos muy bien.
El amor por el tango no tiene edad... en este caso, la niña Pali Surila, con un enorme futuro tanguero
Marcelo da Pieve
Claudia La Grotta
Marina Raimondi
Final a toda orquesta
Contando sobre la vida y milagros del Orquídeo
Firmando copias de las láminas expuestas
Un ejemplar del libro de Orquídeo encuentra su destino
Sól queda agraecer profundamente a Ana Ruiz y a Don Goyo y su gente amiga, toda la cordialidad y la generosidad con que compartireron su espacio con nuestro guapo de papel y su autor. El tango, la historieta y el humor tuvieron su lugar en la ciudad de las diagonales... ¡Muchísimas gracias a todos quienes lo hicieron posible!
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