García Ferré, Massaroli y Pelusa Suero
Marisa Catania y Claudio Celada, incansables organizadores de estas entrañables reuniones, tuvieron la gentileza de invitarme a participar y allá fui, muy contento de volver a ver al hombre que me dio mi primer trabajo en el mundo del dibujo, allá por 1973.
No fui solo, sin embargo: desde que salió el libro de Orquídeo Maidana, tuve la sincera intención de entregarle un ejemplar, simplemente para que don Manuel tuviera un recuerdo de quien siempre lo recuerda con mucho afecto. Tarde pero seguro, vi que el momento había llegado y me llevé un Orquídeo bajo el brazo.
Así que tomé coraje y se lo entregué en sus propias manos, sin dejar de recitarle unos versos (¡lo que pueden unos vasos de tinto!) que le había escrito el año pasado, cuando cumplió 80 años. Hélos aquí:
Principiante entusiasmado,
llegué un día a tu empresa
y tuviste la grandeza
de darme un puesto a tu lado.
Así, me has encaminado,
¡y eso sí que no lo olvido!
Hoy, que el tiempo ha transcurrido,
como ayer te digo, fiel:
¡Muchas gracias, don Manuel
García Ferré querido!
Aclaro que ha sido, y supongo que será, la única vez en la vida que me permití tutearlo, tanto es el respeto que García despierta en uno. No me privé de darle un fuerte abrazo, sin embargo, como el corazón lo mandaba.
Luego vino un verdadero show del inefable Pelusa Suero, donde la emoción y la risa campearon por igual ante sus geniales voces: Larguirucho, Neurus, Goldsilver, el Boxitracio...¡un lujo haber estado ahí!
Carlos Garaycochea y Jorge de los Ríos, dos grandes, también se hicieron presentes, desparramando ingenio, simpatía y buen humor.
Los momentos gratos se sucedían sin parar: La entrega a algunos de los presentes de la distinción de la Orden de la Cucharita, creada por el mismo García Ferré, la aparición de hermosos muñequitos de Larguirucho, Neurus, el Patriarca de los Pájaros, etc., la exquisita torta de cumpleaños hecha por Marisa con velitas y todo... Muchos buenos amigos compartieron la mesa, entre ellos, Luis Ardouin, Carlos Carella, Toni Torres, y muchos otros que conocí ahí mismo: coleccionistas, artesanos, blogueros, en fin, ¡gente macanuda!
Ha sido, sin duda, un momento que pasa ya mismo a formar parte de mis más gratos recuerdos, por lo que agradezco de todo corazón a los que lo hicieron posible. ¡Que se repita!
Una tarde inolvidable, que por cierto si Dios lo quiere se repetirán mientras el señor Don Manuel nos lo permita.
ResponderEliminarHermoso el verso recitado...La carita de Don Manuel dice todo.
Hasta la próxima José
buenisimo. Nunca me entere del orquideo maidana-libro.
ResponderEliminarImpecable reseña de una tarde inolvidable, José!!
ResponderEliminarFué un placer conocerte, MAESTRO!!
Te mando un gran abrazo.
LARDOUIN.
El placer de conocerlos fue mío, Luis y Marisa!Fue una gran alegría para mi el compartir ese almuerzo inolvidable con todos usedes y con don Manuel! Que se repita!
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