LO QUE SE CIFRA EN EL NOMBRE
Antes de
bifurcarse en distintos senderos, el jardín que vio nacer a Orquídeo
Maidana reconoce la sombra de dos deudas. Y no estoy faltando aquí a
ningún código de honor, ya que su propio creador, José Massaroli, es
quien se encarga de hacerlo hace notar. El primer árbol, desde cuyo
tronco brotará toda la saga, es la figura borgeana del guapo, ese hombre
de esquina y cuchillo, de niebla y nostalgia venidas desde un pasado
remoto, esclavo de su destino por ser el portador del ineludible valor
moral que reconocemos como coraje. Ese “plebeyo del arrabal” (como lo
definiera el propio Borges) al que le dedicará distintas palabras,
volviendo siempre a la interpretación quintaesencial del mito.
Páginas publicadas originalmente en Caras y Caretas
En particular, Massaroli adoptará la Milonga de Jacinto Chiclana,
que Borges escribió sin saber que después sería musicalizada por Ástor
Piazzolla para el fraseo quijotesco de Edmundo Rivero. Siguiendo los
consejos del escritor, Massaroli suplió la música ausente por la figura
humana, eludiendo la sensiblería innecesaria y la artificiosidad
sistemática de un lunfardo superfluo. Y como todo gran creador, supo
reconstruir la épica lírica desde otra perspectiva, bajo el registro
satírico del humor y la caricatura respetuosa. Generando en el camino la
complicidad con el estilo inconfundible de Fontanarrosa, segundo árbol
que le legó la estructura deconstructiva del Inodoro Pereyra para La milonga de Orquídeo Maidana que hoy está celebrando sus primeros treinta años de vida con este flamante libro de la editorial patagónica La Duendes.
Secuencia de Orquídeo Maidana y los Alephnautas, iniciado en el diario La Voz y terminado en el blog Historieta Patagónica
Como todo hecho
de identidad borgeana, Orquídeo Maidana es uno y muchos a la vez. Lo
bueno de este tomo es que los reúne a todos y nos permite abarcarlo
simultáneamente, por partes y por completo, como si del fantástico Aleph
se tratara. Sus primeras apariciones, aquellas cobijadas por la
renacida Caras y Caretas del fin de la última dictadura militar
y la transición democrática, abordan la crítica política sin renunciar a
la presencia física de Borges, a la agudeza del suburbio, al juego
metalingüístico y a la puesta en escena de cierto choque de costumbres.
Desde la forma, es en estos episodios donde el estilo Fontanarrosa queda
más en evidencia. La corta secuencia de una o dos páginas, articulada
alrededor de una anécdota central poblada por una acumulación de chistes
que nos guía hasta el remate final.
Homenajes diversos
El segundo nacimiento de Orquídeo, el correspondiente al diario La Voz
en 1985, mantiene estas características pero las subordina al nuevo
formato escogido, el de la tira diaria de aventuras. Sin renunciar al
humor, se mete en temas más “serios” y apela al largo aliento del
continuará. Partiendo de las premisas de El Aleph, Orquídeo,
Borges y María confrontan las culturas urbanas del tango y el punk,
viajan por el tiempo hasta el Buenos Aires de 1910 e incorporan al
Gardel hombre y al Gardel icono. Por su erudición sin pedanterías, por
la medida aplicación de los símbolos recurrentes en la obra de Borges,
por la intersección de los diferentes planos de realidad e irrealidad,
por los juegos de espejo que genera al incorporar antiguas secuencias
aparecidas en Caras y Caretas, por los lazos invisibles que va
tejiendo entre la ficción y la vida; de todas las aventuras de Orquídeo
esta se me hace la más borgeana. También por el manejo conceptual de la
noción del tiempo, dentro y fuera de la viñeta, ya que la saga había
quedado inconclusa en La Voz y fue retomada y finalizada por Massaroli en 2011, para el blog Historieta Patagónica (http://historietapatagonica.blogspot.com.ar).
Secuencia celebratoria del Bicentenario de la Revolución de Mayo
El resto del
libro recupera a los Orquídeo Maidana especiales, que habían ido
quedando diseminados por ahí, aparecidos para hablar de personajes
célebres de la historieta mundial o de los festejos del Bicentenario de
la Revolución de mayo de 1810. Borges solía decir que Dios había creado
el Verbo antes que la Luz. De ahí que le diera tanto valor a la palabra,
ya que en su interior se condensaba el máximo poder de la creación: La
capacidad de dar entidad e identidad a cosas y gentes. El lenguaje como
generador existencial, como sistema de posesión y dominio de los objetos
y los sujetos. Con la palabra, que es sonido pero también imagen,
Massaroli consiguió apropiarse de la esencia borgeana, haciendo que la
evocación poética nos permita ver la dialéctica entre lo que fue y lo
que sigue siendo.
Y le puso nombre y apellido. Orquídeo Maidana, un guapo de todos los tiempos.
Fernando Ariel García
Fernando Ariel García
La milonga de Orquídeo Maidana. 30 años. Autor: José Massaroli. Portada: Edilio A. Bustos. Filetes: Gustavo Ferrari. 100 páginas en blanco y negro. La Duendes. ISBN: 978-987-28002-2-2. Argentina, junio de 2012.
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